No deseas alimentar tu inseguridad con momentos que evoquen en el futuro, recuerdos de vulnerabilidad. Y así, lo controlas, lo prevés, lo estudias y calculas todo.
Sí; si dibujas milímetro a milímetro, paso a paso y de forma metódica, la posibilidad de error es baja, aunque... no nula. Ganas en "técnica" lo que pierdes en EMOCIÓN. (Sentir...)
¿Qué es la vida si no? Un camino que no conoces, pues trastocas su porvenir por el mejor llamado devenir de situaciones visualmente más atractivas al éxito; pero... ¿atractivas para quién?, ¿aparentar ante quién y por qué?
Es un sueño, quizás, querer hacer de un paso un vuelo y de una historia una aventura. Lo cierto es que hay vidas que viven y vidas que no; que lo que vemos es sólo la sombra no ya de lo que en verdad es sino de aquello que podría ser: una ilusión.
Se hace difícil poder aprender a obtener hasta la última gota de esencia de todo lo que hacemos, pues igual de complicado es diagnosticar cuándo un gesto o momento es real, de cuándo es inventado o creado por y para.
Miedo a ver más allá y encontrarnos en pie ante millones de interrogantes de mirada furtiva y seductora curiosidad. Interrogantes desemparejados de respuesta alguna. Miedo a olvidar que vives cuando el suave roce de la levedad acaricie tu agitada alma.
Ganarías sensibilidad y dones, sin embargo... en detrimento inexorable de tu estética socio- funcional. (Me gusta llamarlo así).
¿Elegir? ¿Entre qué? ¿Ser sombra y poder ocultarme, o figura y exponerme? Con fuerzas podría elegir sencillamente ser yo misma, pues no hay nada más difícil que interpretar un personaje que se sabe irreal.
...porque las hojas no caen: reposan.
Quién escuchará mi mirada cuando mi voz ya no pueda mirar.
Quién, apreciará mis silencios y olvidará el sueño al pensar en... mí.
No podré abandonarme al dulce dormir sin haber descansado antes en ti.
Un torbellino de emociones revueltas y cambios de temperatura, quedará como sombra de quien fue testigo del recuerdo de esa imagen que nadie vio.
Hilos de sangre bajo una piel sonrojada; rebaños de vida que me obligan a respirar. Y me cuesta tanto obedecer... Es tan intensa la tentación de no sumirse a la orden que resulta caro despojarse de toda razón, porque no hay razón ni lógica allá donde la norma no es ley sino reto.
Las piedras del camino que amenazan con hacerte tropezar hasta que decides guardarlas en tus bolsillos, ¡es un reto que simulas estar venciendo! Pues sólo tú soportas el peso de tus miedos y el de la cobardía que te hace... superarlos.
Cuando te quema el fuego, mientras abrasa tu piel, consume tu carne y se come lentamente tu dolor, te enfrentas al temor con la mirada cómplice del que se sabe tentado y, con orgullo, exhibe su debilidad: sudor que surca caminos en senderos ya andados, como... navegantes que descubren lo que otros desprecian.
Te apetece gritar, y eso lo sé; de dolor, de rabia, de placer, de deseo... ¿de qué? No importa. No, pero... hazlo; hazlo hasta sentir la furia bajar por tu garganta.
...o por la mía.
Natalia G. Raimbault ©
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