lunes, 14 de mayo de 2012

Mil ciudades y ninguna viva

Motivación y razón suben entrelazados por el tallo de la curiosidad, encaminados hacia una sola respuesta rodeada de multitud de preguntas.
Al abrigo del bienestar se pierden las razones; pasos, que no andan. Encarcelados como presos. Quizás social, puede que ciudadano.
Las gotas se hicieron río y ahora el tiempo, que navega viento en contra, empuja nuestra iniciativa al trabajo por dinero y a la diversión por placer.
Ahora el aire… es humo, y la salud se fuma los vientos.

Acaso se podrá cuantificar la comodidad con el mismo parámetro que a la seguridad. Sin trampas, pudo imaginarse un mundo coloreado donde habitaban personas y no gente.
Contrariamente coexistir en “familia”, sociedades y urbes, aminora la individualidad en detrimento de nuevas posibilidades ante nuevos problemas. ¿Hay salud sin enfermedad?

Cientos de nubes impiden ver destello alguno de luz. La descentralización, las grandes masas, reman hacia la holgazanería social sin otear beneficio. Cómo hacerlo si huyen.
Pasos programados, vidas paralelas igual de semejantes que distantes y ajenas, caminan por un puente por el peso quebradizo que socializa y escanea, diagnostica y repara, promueve sin mover, que no da sino devuelve.

El aprendizaje es aquello que te anima a volar entre interrogantes y miedos; te posa en una verdad a veces alérgica, fertiliza tu conocimiento y, finalmente, te permite escoger entre ser flor… o vivir en un florero.

Allá donde la verdad y la ensoñación abandonan la esfera común, sociedad y cooperación viajan opuestas.



Natalia G. Raimbault ©


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...